lunes, 27 de junio de 2011

COMO ACTÚAN NUESTRAS EMOCIONES EN EL PESO

Cuando los alimentos llegan al cuerpo, o cuando se siente la necesidad de ingerir calorías, los receptores lo registran a través de las células nerviosas u otras células. Entonces, al nivel de estas últimas, se producen modificaciones eléctricas o bioquímicas que son captadas y transmitidas al cerebro por las hormonas que circulan por la sangre o por los nervios. Las hormonas son unas proteínas mensajeras que están en la sangre y que ponen a los diferentes órganos, entre los que se halla el cerebro, en contacto entre sí.
Mensajeros en el cerebro: los neurotransmisores
A nivel del cerebro propiamente dicho, hay diferentes zonas que actúan en el comportamiento alimentario. Dichas zonas se comunican entre sí y con el resto del organismo a través de los neurotransmisores, sustancias secretadas directamente en el cerebro: la serotonina, la dopamina, la melanocortina, la coliberina, la galanina, etcétera.
Entre estas zonas implicadas, el hipotálamo, glándula situada en la base del cerebro, es el verdadero director de orquesta de todas nuestras secreciones hormonales. Regula, por ejemplo, las hormonas sexuales o las hormonas tiroideas que, como su nombre indica, están secretadas por la glándula tiroidea ubicada en la base del cuello. Además de otros papeles, tanto las hormonas sexuales como las hormonas tiroideas entran en interacción con nuestras emociones y nuestro peso. Así, un exceso de hormonas tiroideas (hipertiroidismo) provoca adelgazamiento. Y a la inversa: un defecto de secreción de las mismas (hipotiroidismo) conlleva una disminución de la velocidad física y cerebral (fatiga) asociada con el aumento de peso. Las hormonas sexuales también intervienen, lo que explica, especialmente, el aumento de peso durante la pubertad o la menopausia.
En el cerebro hay otras zonas implicadas, como el sistema límbico, sede de nuestras emociones. Este sistema está permanentemente relacionado con el hipocampo, que gobierna en gran parte nuestra memoria. Este hecho es el que explica que nuestras emociones pasadas, en especial nuestras vivencias infantiles, tengan que ver con nuestros aumentos de peso emocionales de hoy.
Por último, el córtex, que ocupa la superficie de nuestro cerebro, lleva a cabo la síntesis de las diversas informaciones que nos llegan desde adentro.
Mensajeros en la sangre: las hormonas
Existen varias hormonas implicadas en el aumento de peso.
La insulina está secretada por el páncreas (un órgano digestivo) y almacena el azúcar. El glucagón es la hormona opuesta a la insulina, ya que, al contrario de esta última, libera el azúcar en la sangre. La cortisona y sus derivadas, secretadas por las glándulas suprarrenales (pequeñas glándulas localizadas por encima de los riñones), también desempeñan un gran papel en nuestras emociones, nuestro humor y en particular en el estrés. Asimismo, actúan sobre la distribución de la grasa, favoreciendo especialmente una sobrecarga de grasa en el abdomen y a la altura de la espalda, y provocando, en caso de exceso, una fundición muscular.
La función de la leptina, que proviene directamente del tejido adiposo, es la de señalar la saciedad. Cuando su secreción disminuye, dejamos de sentirnos saciados y seguimos teniendo hambre.
La grelina, recientemente descubierta, es una hormona que secreta el tubo digestivo antes de comer. Su índice de secreción disminuye al final de la comida. Esta hormona estimula el apetito. Actúa sobre el hipotálamo, pero también lo hace directamente sobre las zonas del cerebro que regulan la satisfacción, la motivación y las dependencias. Asimismo ejerce una acción directa sobre las zonas que regulan la memoria, las emociones y la información visual. Bajo su influencia, los centros de recompensa del cerebro se aceleran más cuando el individuo se halla ante el alimento. Como puede verse, las hormonas que regulan el hambre están relacionadas con el cerebro emocional.
La obestatina, al revés de la grelina y aunque la estructura de ambas sea comparable, es una hormona que quita el hambre. Al contrario de la grelina, la obestatina ralentiza la digestión. De hecho, ambas actúan de manera complementaria.
Esta lista de las hormonas que actúan sobre el peso no es exhaustiva. Por otro lado, las hormonas actúan de manera compleja. Se combinan entre sí y con la acción de los neurotransmisores. Las hormonas y los neurotransmisores actúan sobre nuestras emociones, y también constituyen las vías de acceso de la acción de estas últimas sobre el sobrepeso emocional.
Pero las emociones no se limitan a actuar en el cuerpo a través de las hormonas o de los neurotransmisores. También participan en la representación que uno tiene de sí mismo. Esta representación, consciente o no, explica los trastornos del comportamiento alimentario, así como que ciertas partes del cuerpo acumulen más grasa que otras.

Texto recogido en el libro SOBREPESO EMOCIONAL de Stéphane Clerget

◘ Comprar en casa del libro
◘ Comprar en fnac

viernes, 24 de junio de 2011

INFLUENCIA DE LAS EMOCIONES EN EL PESO

Que nuestras emociones nos incluyen en nuestro peso y a la hora de adelgazar, no es una teoría que nos venga de nuevo, ya hemos leído otros autores como el método de John Gabriel, en el que nos alentaba a modificar nuestro pensamiento como base fundamental para la pérdida de peso.
En el libro SOBREPESO EMOCIONAL escrito por Stéphane Clerget, se nos explica que nuestras emociones actúan sobre nuestro peso de varias maneras muy lógicas: por un lado podemos comer mayor o menor cantidad que alimentos y, por otro, podemos inclinarnos a elegir unos alimentos en lugar de otros.
Cuando uno está nervioso, se siente un tanto desanimado... la cantidad que comemos puede ser superior o la tendencia por dulces que, al menos a mí me sucede, parecen aminorar la pena, aumentan el nivel de serotonina, que provoca bienestar.
Nuestras emociones también intervienen en nuestra actividad motora y, por tanto, en el gasto energético que realizamos. Además, nos dice su autor, que nuestras emociones actúan directamente sobre nuestro peso, independientemente del comportamiento alimentario, independientemente de la elección y el ejercicio físico, favoreciendo o, por el contrario, obstaculizando el almacenamiento de grasa.
Esta influencia viene determinada a través de las hormonas o de los neurotransmisores del cerebro, nuevamente se vuelve a mencionar la serotonina, importantísima a la hora de transmitir un sentimiento de bienestar.
De la función de las hormonas y los neurotransmisores hablaremos en el próximo post, fundamentalmente por el papel vital que desempeñan y que pueden seguramente explicarnos qué fenómenos se desencadenan.
Pero en el SOBREPESO EMOCIONAL se mencionan algunos puntos que me parecen muy interesantes y que recojo ahora en breves pinceladas, ya que responden a algunas preguntas que en alguna ocasión nos hemos formulado.
  • ¿Qué es el sobrepeso?

  • Se sitúa entre el peso normal y la obesidad. Para afirmar que un individuo tiene sobrepeso, también se debe tener en cuenta su edad, su sexo y su estatura. El índice de masa corporal permite medirlo, puede hablarse de sobrepeso entre 25 y 29,9 y de obesidad más allá de 30.
    El IMC es válido sólo para adultos, excepto durante el embarazo, y no resulta adecuado para las personas muy musculosas. Pero no es un instrumento completo porque no tiene en cuenta ni la importancia del esqueleto, ni la masa muscular, ni la distribución de las grasas.
    La medida del contorno de cintura permite completar en parte dicho índice, hay que utilizar una cinta métrica que debe colocarse justo debajo de la última costilla, sin apretar la piel y después de haber expirado. De este modo puede predecirse mejor los riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes, vinculados a un exceso de masa grasa.
    Estos riesgos comienzan a aumentar cuando el contorno de cintura este de los 94 cm que los hombres y los 80 cm en las mujeres.
  • ¿Adelgaza hacer deporte?

  • Son muchos los que hablan de lo importante de hacer deporte a la ahora de perder peso. Los beneficios del ejercicio son indudables para el bienestar de todo nuestro organismo: flexibilidad de articulaciones, reforzamiento de musculatura, etc.
    Sin embargo, siempre he dudado si realmente ayudaba a perder kilos por sí solo, porque en mi caso después de realizar ejercicio me aumentaba mucho más el hambre, así que me he visto comprendida en el libro:
    aunque es verdad que con la actividad física se queman calorías, el hambre que dicho esfuerzo general incita a comer más para colmar lo que se ha perdido. No basta con hacer más deporte para adelgazar, sino que lo importante es practicar deportes y aumentar los aportes canónicos.
    Sin embargo, el deporte sigue estando indicado para librarse del sobrepeso maternal por otros efectos beneficiosos... aumenta la estima en uno mismo. Favorece los vínculos sociales... psicológicamente, regula la tensión arterial e induce la secreción de endorfina, la hormona del bienestar, que actúa positivamente contra el humor depresivo, la ansiedad, el estrés y diversas emociones negativas y, por tanto, contra el consecuente sobrepeso emocional. Una sesión de aerobic o una marcha de 3/4 de hora aportan un estado de relajación que puede durar de una a dos horas y que produce un impacto positivo sobre el humor. Por este motivo es mejor practicar deporte durante el día que al anochecer, ya que el estado de bienestar que se produce invita a aprovechar demasiado la velada y a retrasar la hora de acostarse.
    En cambio, la falta de actividad física es una causa de sobrepeso, ya que, como no se queman más antes calorías, tampoco se consumen las emociones negativas, que son factores de sobrepeso emocional.


    Texto basado en el libro SOBREPESO EMOCIONAL de Stéphane Clerget


    ◘ Comprar en casa del libro
    ◘ Comprar en fnac
    ◘ Comprar en amazon
    ◘ Comprar en El Cortés Inglés


    martes, 21 de junio de 2011

    ¿QUÉ ES LA CETOSIS?

    No es la primera vez que lo comentamos, pero como últimamente vemos que están en auge diferentes dietas que nos dicen que no tendremos hambre al llegar a una fase de cetosis, creemos interesante incidir algo más sobre el tema.
    Son en esencia a todas aquellas dietas en el que está prohibido durante un cierto tiempo el consumo de cualquier tipo de hidratos de carbono. No son extremadamente novedosas ya que una de estas dietas seria la dieta del doctor Atkinson, aunque cada una presentará alguna variante como el consumo de algunas barras, sobres... Perdonad que sea tan mal pensada, quizás sean esos productos el negocio principal en el que se sustentan.

    Intentaremos responder a la pregunta que todos deberíamos formularnos ante palabras cuyo significado desconocemos. ¿Qué es la cetosis?
    Hemos encontrado exposiciones de varios autores que nos parecen muy interesante compartir con todos vosotros, aunque procuraremos simplificarlo primero con nuestras palabras.
    La idea principal de este tipo de dieta consiste en no consumir energía en forma de hidratos de carbono.
    Como ya hemos explicado en innumerables ocasiones, si la energía que nos aportan no es utilizada, se acumula en forma de glucógeno, que servirá de fuente para alimentar nuestro cerebro, y llenos nuestros depósitos de glucógeno, el resto se acumulará en forma de grasa.
    Pero cuando no ingerimos hidratos de carbono ni grasas, nuestro organismo deberá recurrir a nuestra reserva de grasa para aportar energía a nuestras células.
    La ventaja de estas dietas es que realmente se consigue una pérdida de peso relativamente rápido, aunque por cuestiones de salud no debería más quemantenerse sólo durante unos días.
    Además, también también hemos leído en muchas ocasiones, lo más complicado para una persona que pierde peso es no volver a recuperar los kilos, y en estos casos, donde no ha habido un cambio de hábitos alimenticios, tampoco parece muy posible.
    Esto es sólo un simple resumen. Sin embargo, vamos a profundizar más en el tema de la cetosis. ¿Es tan sano el ayuno como algunos dicen? El efecto sería idéntico, el cuerpo recorre a sus reservas de grasa. En el libro Quimica para el nuevo Milenio- 8b, escrito por John William Hill,Doris K Kolb nos ofrecen otro punto de vista, según mi opinión, bastante certero. Nos adentramos pues a profundizar sobre el tema que desarrollamos: la cetosis.

    Cuando se priva totalmente de alimentos al organismo, voluntaria o involuntariamente, cuando realizamos un ayuno total, las reservas de glucógeno se agotan rápidamente y organismo recurre a su reservas de grasas. La primera grasa que se utiliza es la que rodea al corazón y a los riñones, y luego se toma de otras partes del cuerpo. Finalmente, hasta la médula ósea, que también es un depósito de grasa, se agota, y se vuelve roja y gelatinosa cuando en un estado normal sería blanca y firme.
    Cuando el cuerpo tiene que obtener la energía de las grasas almacenadas se produce la cetosis, en la que aparecerá en la orina los compuestos llamados cuerpos cetónicos. Uno de ellos es la acetona. Los otros son el ácido acetoacético y el ácido b-hidroxibutírico. En conjunto estas sustancias se llamaron cuerpos cetónicos aunque una de ellas no es una cetona. Dos de ellos son ácidos.
    La Cetosis rápidamente se convierte en acidosis, el pH de la sangre baja y obstaculiza el transporte de oxígeno. La falta de oxígeno produce depresión y letargo.

    En las dietas bajas en carbohidratos más extremas se induce deliberadamente la Cetosis. Es natural que dos de los efectos secundario sea la depresión y letargo. En las primeras etapas de una dieta deficiente en carbohidratos, el organismo convierte los aminoácidos en glucosa. El cerebro necesita glucosa; no puede obtener suficiente energía de las grasas. Si en la dieta hay suficientes proteínas adecuadas se salva las proteínas de los tejidos.
    En las primeras etapas las proteínas del cuerpo se metabolizan con relativa rapidez. Después de varias semanas, la tasa de catabolismo de las proteínas baja considerablemente, a medida que el cerebro se ajusta al uso de los productos de catabolismo de los ácidos grasos como fuente de energía. Una vez que se reducen sustancialmente las reservas de grasas, el cuerpo debe recurrir una vez más a sus proteínas estructurales para obtener la energía que requiere.
    Incluso las dietas bajas en carbohidratos que incluyen suficientes proteínas adecuadas hacen sufrir a nuestro organismo, el cual debe deshacerse de los compuestos de nitrógeno (amoníaco y urea) que se forman al descomponerse las proteínas. Esto somete al hígado a un esfuerzo mayor pues es ahí donde se forman los frutos de desecho.
    Es interesante señalar que, al contrario de lo que mucha gente cree, el ayuno no limpia el organismo. De hecho ocurre lo contrario. Un cambio al catabolismo de grasas producen los cuerpos cetónicos de catabolismo de proteínas produce amoníaco, urea y otros desechos.

    La formación de los cuerpos cetónicos se forman en el hígado y en menos proporción en el riñón. Las cetonas son metabolitos que se obtienen de la oxidación de los ácidos grasos por el hígado y que pasar la sangre. Cuando el hígado contiene cantidades normales de glucógeno no se produce más cetona que la que puede ser utilizada por los músculos y por los tejidos.
    Cuando la dieta es deficiente en carbohidratos, especialmente en la glucosa, o hay problemas del metabolismo del carbohidrato como sucedería en personas con diabetes, se presenta una disminución de glucógeno hepático, lo que provoca una sobreproducción de ácidos grasos a partir de las grasas del organismo con una producción excesiva de cetonas. En tales circunstancias, la producción de cetonas excede la capacidad de los tejidos para oxidarlas, lo que causa la Cetosis, caracterizada por la acumulación de cetonas en sangre y su excreción por la orina.
    En la sangre y otros líquidos tisulares está cetonas se combinan con bases, lo cual implica que en el caso de la Cetosis se reduzca la reservas alcalinas del organismo, con reducción concomitante del poder de combinación del plasma con el CO2 y se constituye así a la acidosis.
    El aumento progresivo de la cetonuria (excreción por la orina de las cetonas) es de pronóstico grave, resultado del peligro la producción de los ácidos diacético y Beta hidroxibutírico. La presencia de estos ácidos en la orina, especialmente del segundo, amenaza de un posible coma diabético.
    La Cetosis prolongada puede reducir la resistencia y ocasionar cansancio, además de provocar síntomas gastrointestinales. Se han descrito síntomas colaterales indeseables como litiasis vesicular y renal y disminución de la masa ósea. Debido al aumento de la demanda que produce las dietas hiperproteicas sobre la función excretora se puede exacerbar una alteración preexistente de la función renal por lo que estas dietas podrían ser peligrosas en algunos pacientes.
    Cetosis el estado en el que se acumularon cuerpos cetónicos en los tejidos y líquidos corporales. Los signos de Cetosis o nauseas, vómitos y dolor gástrico que puede conducir a la cetoacidosis, siendo la más conocida es la diabética. Los trastornos o nauseas, vómitos, dolor al orinar, deshidratación, respiración rápida y en casos graves pérdidas de conciencia e incluso letales.


    Fuente:
  • Quimica para el nuevo Milenio- 8b, escrito por John William Hill,Doris K Kolb
    ◘ Comprar en amazon
  • Nutrición: texto y atlas, escrito por Hans Konrad Biesalski,Peter Grimm,Peter Grimm (M.D.),Susanne (col.) Nowitzki
    ◘ Comprar en casa del libro
    ◘ Comprar en amazon

  • sábado, 18 de junio de 2011

    FUNDAMENTOS DE LA DIETA ANTIINFLAMATORIA DEL DR. PERRICONE

    En el artículo LA OBESIDAD COMO UN PROCESO INFLAMATORIO hemos recogido la argumentación que nos da el Dr. Perricone de cómo y por qué ha llegado a la conclusión de que, entre otras situaciones, existe una inflamación asintomática e invisible en personas con exceso de peso, que a su vez explica la dificultad de perderlo.
    La dieta que él nos propone podemos denominarla como dieta antiinflamatoria y, a partir de ahora, profundizaremos en lo que hemos explicado en el artículo anterior y nos adentraremos un poco más en las bases principales en las que se sustenta su autor.

    Podría resumirse que las proteínas son necesarias para la reparación celular, mientras que las dietas ricas en hidratos de carbono aceleran el proceso de envejecimiento.
    La grasa corporal no se considera ya como un depósito de células grasas inmóvil creado como reservas a consecuencia de una ingestión excesiva de alimentos. La grasa producen hormonas, al igual que órganos como el páncreas, la tiroides... que forman el sistema endocrino. La grasa corporal es un grupo de células que establecer comunicación otros órganos como el cerebro, el hígado, la médula, la corteza suprarrenal, el sistema nervioso simpático y todo sistema inmunitario. La propia grasa corporal es la que controla la cantidad de materia adiposa que va a almacenarse. Ésta afecta también a nuestro apetito, al consumo de energía y al sistema inmunitario y se lleva a cabo mediante la secreción de una hormona llamada adipoquina, proteínas que actúan como mediadoras en todo el cuerpo, que pueden contribuir a crear una inflamación crónica, sistémica, de baja intensidad. Una importante reserva de grasa corporal puede resultar tan arrolladora que obligaría a las las grasas a secretar las sustancias parecidas a las hormonas para aumentar el crecimiento de los dos sanguíneos necesarios para alimentar dicha acumulación de grasa. Pero el crecimiento de los vasos sanguíneos no fue seguir el ritmo del aumento de la masa de la de las células grasas, las cuales empiezan a sufrir por falta de oxígeno. Estas células que se ven privadas de oxígeno liberan unos agentes químicos inflamatorios a fin de estimular el crecimiento del mayor número de vasos sanguíneos.
    Este activo grupo de células engendra una serie de problemas en cada órgano, desde el crecimiento óseo a la reproducción sexual. La acumulación de las células grasas que se convierte en un órgano endocrino activo, posee la particularidad de ser el único que envía señales proinflamatorias y destructoras al resto del cuerpo.
    La persona obesa se produce un intercambio constante entre grasa y músculo, fenómeno que se acelera cuando se sigue una dieta.
    La mayoría de las personas con exceso de peso, especialmente las obesas, presentan altos niveles de insulina, y éstos iniciarán su deseo en cuanto comience la dieta. Se trata de un arma de doble filo, pues, por un lado, el bajo índice de insulina reduce la inflamación y permite que la grasa corporal se transforme en combustible energético y, por otro lado, la insulina es necesaria para llevar las proteínas a las células y conservar la masa muscular.
    Las personas con exceso de peso poseen unas células insensibles a la insulina a causa de sus altos niveles crónicos. Es decir, su organismo está tan acostumbrado a los altos niveles que ya no reconoce los superiores y se ve incapaz de desencadenar el consumo de aminoácidos necesarios para conservar la masa muscular (hace falta la insulina para aportar aminoácidos y azúcar al músculo).
    Cuando existen altos niveles de insulina en el torrente sanguíneo favorece el aumento de peso pues inhiben la producción de una enzima que descompone la grasa corporal y la transforma en combustible. Además, en ningún momento accedemos está grasa para convertirla en energía y el hambre nos martiriza.
    Cuando ingerimos azúcares y alimentos que se cometen a tocar con rapidez, éstos provocan una elevación inmediata de la glucosa en la sangre, lo que genera la liberación de altos niveles de insulina en el torrente sanguíneo. Gracias a ellos se aumenta el peso corporal por medio a dos factores:
    1) El cuerpo se deshace del azúcar (tóxica para él) básicamente quemándola. La parte que no consigue quemar se almacena en forma de glicógeno.
    2) Cuando las reservas de glucógeno se saturan, el exceso de azúcar se almacena en forma de grasa. Si se sigue consumiendo azúcar, el cuerpo la ira quemando, impidiendo la posibilidad de eliminar la grasa, y así sucesivamente.
    Ahora sabemos que:
    el factor de transcripción NF-kB es un indicador determinante y una posible causa de la resistencia insulínica.
    La proteína reactiva C se presenten niveles elevados también en personas resistencias a la insulina.

    La inflamación presenta índices elevados en personas con exceso de peso. La inflamación es responsable de la incapacidad de utilizar la insulina y el azúcar de la sangre como combustibles. La incapacidad de utilizar de forma efectiva la insulina y el azúcar en la sangre lleva a almacenar grasas. Las células grasas almacenadas se transforman en una verdadera fábrica que produce agentes químicos inflamatorios. El aumento de la inflamación inhibe la acción de las insulina y provoca una acumulación adicional de grasa.
    Cuando consumimos hidratos de carbono ricos en azúcares, reducimos nuestra valiosísima reservas de serotonina. Un aumento rápido del azúcar en sangre desencadena la liberación de serotonina en el cerebro, neurotrasmisor que podemos considerar del bienestar. Entonces, ya que por nuestro cuerpo circular altos niveles de azúcar, le indica al páncreas que debe secretar insulina para reducir dichos niveles. Cuando la insulina provoca un descenso del nivel de azúcar en sangre, el resultado es una rápida disminución de los niveles de serotonina y esto conlleva una reducción de energía y casi la irresistible necesidad de incluir más alimentos azúcar.
    Las mujeres tenemos un nivel más bajo de serotonina, trastornos que podía explicar el por qué a veces necesitamos tomar algo dulce como reconstituyente del desánimo, por ejemplo, en el síndrome premenstrual.
    Cuando comemos, la energía de los alimentos, medida en calorías, puede tomar una de las dos vías siguientes:
  • Las calorías pueden quemarse en el mitocondrio para producir ATP, una molécula de fosfato altamente energética utilizada para acumular y liberar energía para el funcionamiento interno del cuerpo. El proceso se conoce como fosforilación oxidativa.
  • A menudo, cuando nos hacemos mayores, los alimentos se acumulan como grasa corporal (los triglicéridos del tejido adiposo) o en forma de glicógeno en el hígado y en los músculos (el glicógeno es la forma en la que se acumulan los alimentos en el cuerpo en forma de energía). Si pudiéramos separar la oxidación y la fosforilación, las calorías de los alimentos podrían quemarse mediante la termogénesis. Esta pasa por encima de la energía que proporciona el ATP. Si la mayor parte de los alimentos que consumimos se transformará en calor corporal, estaríamos delgados.

  • Cuando ingerimos más calorías de las necesarias, el exceso se acumula en forma de grasa corporal. Los ácidos grasos omega 3 nos ayudan a quemar dichas calorías antes de que se almacenen en stock. Interesa por tanto aumentar la ingestión de omega 3 y disminuir la ingestión de hidratos de carbono con alto contenido glicémico y proinflamatorios (azúcares y féculas), así como de grasas saturadas (en la mayor parte de fritos, lácteos entero y carne).
    Con esta fórmula además de mejorar nuestra salud global (nutrir la piel, el pelo, las membranas mucosas, los nervios, las glándulas y ayudar a evitar enfermedades cardiovasculares) se inhibirá la conversión de calorías en grasa corporal. Por otra parte, dichas grasas esenciales fomenta la quema de calorías por parte del cuerpo que incrementan su sensibilidad clínica, con lo cual se evita la acumulación de grasa corporal y se reduce el riesgo de sufrir diabetes y obesidad.
    Los ácidos grasos esenciales omega 3 tienen efecto sobre los niveles de insulina. Unos altos niveles de insulina generan información, razón que explica por qué las personas aumentan de peso y parecen incapaces de perderlo cuando sigue una dieta. Un índice elevado crónico provoca insensibilidad respecto a la insulina. Se sigue liberando un exceso de insulina en la corriente sanguínea y esto lleva a una acumulación de grasa.
    Cuando se añaden aceites grasos esenciales omega3 a la alimentación, las células se sensibilizan respecto a la insulina. Los receptores de estas sustancias se encuentran en la membrana plasmática celular, la que controla la entrada y salida de sustancias en las células. Los ácidos grasos esenciales mantienen flexible esta importantísima y frágil parte de la célula, lo que permite a los receptores mantenerse reactivos a las fluctuaciones de los niveles de insulina, permite a los receptores responder incluso a unas ínfimas cantidades de insulina, lo que nos ayuda a mantener un sano nivel de azúcar en sangre y nos asegura una ingestión adecuada de azúcar y aminoácidos por parte de las células, a fin de crear músculo y reducir los depósitos de grasa; contribuye a la reducción del exceso de grasa al tiempo que disminuye la propensión del cuerpo a almacenarla.
    Junto con el ácido omega 3 también es necesario el omega 6 para constituir y mantener la integridad estructural y funcional de las membranas celulares, para proporcionar combustible para la energía celular y crear unos mensajeros químicos del tipo hormonal (prostaglandinas y los eicosanoides) que regulan numerosas funciones metabólicas.
    Éstos son los objetivos de la dieta Perricone.



    Texto basado en el libro CÓMO VENCER LAS ARRUGAS Y PERDER PESO de Nicholas Perricone


    ◘ Comprar en casa del libro
    ◘ Comprar en fnac
    ◘ Comprar en amazon

    miércoles, 15 de junio de 2011

    LA OBESIDAD COMO LA EVOLUCIÓN DE UN PROCESO INFLAMATORIO CRÓNICO

    Una de las razones por las que hablamos el otro día del cuidado de la piel se debe a que cuando perdemos unos kilos, especialmente cuando ya no se tienen 20 años, es fácil que la piel quede flácida, se marquen más hendiduras y arrugas en el rostro.
    Pero la piel es un órgano muy complejo importantísimo, no es un simple envoltorio, desempeña funciones entre las que se encuentra de barrera protectora contra el exterior. Se trata de la primera línea de defensa del organismo contra microbios y toxinas. Nos protege también del sol y del frío y ayuda a regular la temperatura corporal. Pero además forma parte del sistema inmunitario y está íntimamente ligada a sistema nervioso central.
    El Dr. Perricone, tras su experiencia como dermatólogo, nos habla de los efectos perniciosos de una inflamación invisible y de baja intensidad, denominada también asintomática, que conforman la base de los síntomas del envejecimiento, de las enfermedades relacionadas con éste, como las cardiovasculares, la diabetes, determinados tipos de cáncer, el Parkinson, el Alzheimer y las enfermedades autoinmunes, e incluso las arrugas de la piel. Pero va más allá, afirma que esta inflamación crónica es la responsable del exceso de grasa corporal, del apetito incontrolado, la diabetes y la incapacidad de adelgazar.
    Se refiere al vínculo cerebro-belleza, en definitiva, que nuestros órganos están en constante comunicación celular entre ellos. La piel dialoga con el cerebro, el cerebro dialoga con el sistema digestivo y así sucesivamente.

    Según sus conclusiones, la alimentación ejerce una influencia en el proceso inflamatorio, puede aumentar o disminuir la inflamación en el cuerpo e ideó la dieta antiinflamatoria, una dieta no especialmente baja en calorías que ni elimina ni reduce el consumo de grasas «saludables», entre ellas se incluyen ácidos grasos omega 3, el ácido oleico que nos ayuda a absorber omega 3 y otras vitaminas y nutrientes, así como mantener la tersura de las células.
    ¿Cómo se produce esta inflamación crónica? Supongo que algunos de vosotros pensaréis que se emplean términos demasiado científicos pero no creo que deba eliminarlos ya que nos podrán servir para no confundirlos y entender mejor el concepto y poder buscar más información al respecto.
    Cuando por algún agente como el sol, alimentación... radicales libres empiezan a atacar la parte exterior de las células, conocida como membrana plasmática celular, y los antioxidantes resultan insuficientes para defender del ataque, esta membrana plasmática celular externa resulta dañada.
    Nos explica el Dr. Perricone que se produce un efecto dominó que provoca un círculo vicioso de aumento de la inflamación:
    La membrana plasmática celular está formada por una doble capa de grasa, un envoltorio frágil que los radicales libres oxidan con gran facilidad y rapidez. Esto lleva a la descomposición de la membrana en la formación de una sustancia conocida como ácido araquidónico.
    Este ácido se oxida bajo la acción de los sistemas enzimáticos y produce unas sustancias químicas muy reactivas que poseen una actividad proinflamatorias, como las prostaglandinas.
    Este ácido además puede filtrarse hacia el interior de la célula y penetrar en el mitocondrio (parte de la célula cuya función es similar a la del hígado y donde se genera energía). El ácido araquidónico altera así la producción de energía de la célula, algo indispensable para su reparación. Las grasas de la membrana plasmática celular también pueden oxidarse e imitar a los mensajeros químicos del cuerpo como el FAP (factor activador de las plaquetas), el cual desencadena una serie de fenómenos inflamatorios a escala celular.
    Todos estos fenómenos conforman lo que se conoce como «estrés oxidante», provocan un aumento de la producción de radicales libres en el interior de la célula y a la activación de unos minúsculos mensajeros denominados factores de transcripción como el AP–1 y el factor nuclear kappa B o NF-kB.
    Cuando este último factor (NF–kB) detecta un estrés oxidante, penetra en el núcleo de la célula donde se encuentra el ADN (el código genético de la célula) y se une a una porción de este y da instrucciones a las células para que genere unos tipos de citoquinas, proteínas mediadoras químicas liberadas por los glóbulos blancos u otras células, que causan aún más inflamación y daño.
  • Cuando el NF–kB se activa las células cutáneas al mismo tiempo que el factor de transcripción AP-1, pueden aparecer arrugas en la piel.
  • Cuando el mismo factor se activan el cerebro puede desarrollarse la enfermedad de Alzheimer, y si se activa en otros órganos puede originarse el cáncer.
  • Cuando se activa en el páncreas puede destruirse las células beta de dicho órgano, la única fuente de insulina, y desencadenarse la diabetes. Un elevado índice de este factor es responsable directo de lo que se conoce como «resistencia a la insulina», las personas tienen un mal funcionamiento del mecanismo insulínico, su cuerpo no puede utilizar adecuadamente esta sustancia, bloquea la acción de la insulina ya sea para metabolizar el azúcar de la sangre o nutrir a los músculos con aminoácidos.


  • Los altos niveles de insulina en circulación por el sistema sanguíneo favorecen el aumento de peso pues inhiben la producción de una enzima que descompone la grasa corporal y la transforman combustible. Además, en ningún momento accedemos hasta grasa para convertirla en energía y el hambre nos martiriza constantemente.
    Las personas con exceso de peso presentan indicadores inflamatorios más elevados como el de la proteína C reactiva y algunas interleuquinas (un tipo de citoquinas) y parece que se activa el factor de transcripción NF-kB, similar a lo que le sucede a una persona con resistencia a la insulina.
    Podríamos resumir lo que sucede de la siguiente manera:
    La inflamación presenta índices elevados en personas con exceso de peso. La inflamación es responsable de la incapacidad de utilizar la insulina y el azúcar de la sangre como combustibles. La incapacidad de utilizar de forma efectiva la insulina y el azúcar en la sangre lleva a almacenar grasas las células grasas almacenadas se transforman en una verdadera fábrica que produce agentes químicos inflamatorios. Estos agentes químicos aumenta la inflamación. El aumento de la inflamación inhibe la acción de la insulina y provoca una acumulación adicional de grasa.

    ¿Cómo romper el ciclo? En dos palabras, la dieta antiinflamatoria.


    Texto basado en el libro CÓMO VENCER LAS ARRUGAS Y PERDER PESO de Nicholas Perricone


    ◘ Comprar en casa del libro
    ◘ Comprar en fnac
    ◘ Comprar en amazon

    lunes, 13 de junio de 2011

    UN MAR DE DUDAS

    ¿Realmente todo lo que leemos y escuchamos sobre algunas dietas podemos decir que son verdaderas? Creo que estamos bombardeados por multitud de información, con más o menos lógica, con mayor o menor acierto, pero muchas veces incompatibles una con otra.
    De lo que se deduce de toda la información recopilada en este blog, lo pinten como lo pinten, sólo un verdadero cambio de hábitos y prácticamente en todos los casos una disminución de la cantidad que ingerimos supone una pérdida de peso.
    Por lo demás, creo no equivocarme si puede resumirse que existen poco más que tres o cuatro patrones donde se englobarían la totalidad de las dietas que se han planteado durante años y ser seguirán planteando.
    ¿Qué diferencia veo entre una dieta Montignac o la dieta del doctor Perricone? Sólo pongo dos nombres, la primera porque la conozco más a fondo, la segunda porque me ha parecido interesante sus explicaciones sobre dietas antiinflamatorias y que a la hora de la verdad poco más cambios alimenticios aporta que la primera.
    ¿Qué es mejor empezar la comida por la fruta o por proteínas? Tampoco me parece tan sumamente importante, quizás depende de la persona o las dos alternativas tienen parte de verdad... por nuestra parte no sabemos muy bien a quién creer o hacer caso, de manera que nuestra pretensión seguirá siendo la de exponer tan sólo los diferentes argumentos que nos dan sus autores, para que conozcamos diferentes puntos de vista.

    jueves, 9 de junio de 2011

    CUIDA TU PIEL CON LA ALIMENTACIÓN

    Cuando realizamos dieta el objetivo de todos es perder unos kilos que nos permitan ver mejor. Sin embargo, no sé si todos somos conscientes del cuidado de una parte fundamental de nuestro cuerpo: la piel, que puede verse afectada por una dieta insana q una rápida pérdida de kilos.
    Es cierto que en el mercado podemos encontrar productos a base de colágeno que pueden ayudar a regenerar y nutrir nuestra piel desde el exterior.
    Xhekpon cosmética colágeno se nos presenta como una alternativa a otras marcas con precios más elevados y con una amplia gama de productos que cubren las necesidades de todas las partes de nuestro cuerpo como Xhekpon crema antiarrugas, Xhekpon contorno ojos y labios, Xhekpon Mask, Kondenset Champú colágeno... cuya función será la de hidratar, revitalizar y nutrir nuestra piel para minimizar la formación de las arrugas.
    Sin embargo, en el artículo de hoy queremos dejar claro que el cuidado de nuestra piel debe empezar desde dentro, debemos aportar a las células los nutrientes necesarios. Y es algo que no debemos olvidar cuando nos animamos a probar dietas relámpago o que prohíban ciertos alimentos.
    Se acusa un déficit de vitaminas, minerales, oligoelementos, enzimas y hormonas, las sustancias que precisa para la regeneración celular, un metabolismo energético saludable y para protección frente sustancias tóxicas de radicales libres, porque no sólo nos causa trastornos de la salud general, como una disminución en el rendimiento, falta de concentración, tendencia a las infecciones, sino que también se refleja en la piel. Ésta aparecerá con aspecto pálido, cansado y con tendencia al envejecimiento prematuro.
    La vitamina A constituye la vitamina de la belleza ya que, aparte de las funciones que desempeñan en el sistema inmunológico, tiene una importancia vital para la salud y las mucosas. La vitamina A puede combatir agentes patógenos como virus, bacterias y hongos de forma eficaz, favoreciendo funciones clave de la defensa del organismo.
    Además estimula las células que producen las mucosas, proporcionando la humedad necesaria a las mucosas del tracto gastrointestinal, las vías respiratorias, los conductos urinarios y los órganos genitales. Si no se encuentra en las cantidades necesarias, las mucosas se secan, pierden su función protectora y de defensa natural y se vuelve más vulnerables a los agentes patógenos y las irritaciones.
    En la piel favorece los procesos de crecimiento y renovación de las células epidémicas y asegurarnos función protectora y de barrera óptima. Con un aporte suficiente de vitamina A, las células de la piel se regeneran más rápidamente, las células muertas se eliminan a un ritmo mayor y las nuevas se sintetiza mejor. De esta forma, la piel tiene un aspecto más joven, suave y terso.
    Otra vitamina de gran importancia para la salud de la piel, el cabello y uñas es el pantenol. Esta vitamina hidrata la piel de forma óptima, fijando el agua de las capas cutáneas más profundas. Las pieles secas y sensibles recuperan su tersura y suavidad si se tratan con productos que contengan pantenol, puesto que estimula el metabolismo celular y acelera la regeneración de las células y al mismo tiempo tiene un efecto balsámico y curativo. Su capacidad de fijar el agua también es beneficioso para proteger el cabello de la sequedad debido a un exceso de sol o empleo de secador.
    Otra vitamina que forma parte del complejo vitamínico B pero que se le asigna el nombre de vitamina H es la Biotina. Un déficit se manifiesta a través una piel pálida y poros grandes, cabello sin vigor y uñas frágiles. La biotina contiene azufre, una sustancia indispensable para la formación de una estructura sana de la piel, el cabello y las uñas.
    Asimismo, interviene en la regulación del metabolismo de los lípidos de la piel. Si se da una carencia esta vitamina, se incrementa la producción sebácea, el cabello la piel se vuelven grasos, aparece la descamación y aumenta la tendencia a los granos.
    Otra vitamina vital sería la vitamina C que pertenece al grupo de los antioxidantes, sustancias que protegen las células de la actividad estructural de los radicales libres. En la piel se encarga de la óptima curación de las heridas y de la adecuada formación de la estructura del colágeno, es decir, las fibras elásticas del tejido conjuntivo que confieren firmeza y tersura a la piel. Una pérdida de fibras de colágeno podría atribuirse a una carencia de vitamina C. En este caso, el tejido conjuntivo pierde elasticidad, se forman arrugas, y la piel envejece de forma prematura.
    La vitamina E participa en la regeneración celular, alarga la vida de las células, favorece la irrigación y evita la formación de coágulos en los vasos sanguíneos. Mejorar el aspecto general de la piel y acelera su curación.
    Si hablamos de minerales, el calcio colabora con la vitamina C en la formación de la estructura de fibras de colágeno del tejido conjuntivo.
    El magnesio no sólo coopera con el calcio sino que asiste a las vitaminas B de los ácidos grasos esenciales en la protección de la piel. Ayuda en la reparación de los daños celulares, refuerza la capacidad de regeneración celular, estimula la actividad muscular y nerviosa y tiene un efecto regulador del metabolismo hormonal.
    El zinc asiste la acción de la vitamina A, que el organismo sólo puede aprovechar adecuadamente si el zinc se encuentra en cantidad suficiente. Favorece la regeneración de la selva de la piel, interviene la curación de las heridas, acelera el crecimiento del cabello y las uñas de las manos y mantiene la piel y las mucosas en buen estado. Un déficit puede traer mayor vulnerabilidad a las infecciones así como trastornos hormonales.

    Los bioflavonoides se incluían en el grupo de vitaminas bajo el nombre de vitamina P. Gracias a sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes constituyen un excelente nutriente para la piel al proteger las células cutáneas de los radicales libres, mejorar la irrigación en los pequeños capilares y contribuir esta forma la regeneración de la piel. Algunos son capaces incluso de fijarse a fibras de colágeno que reforzar así la elasticidad del tejido conjuntivo.

    Éstos son algunos de todos los nutrientes que necesita nuestra piel para un buen funcionamiento.
    Entre los alimentos que afectan a nuestra piel nos encontraríamos la carne muy frita o ahumada y embutidos grasos, pescado ahumado, platos muy condimentados con especias y salados, alimentos en conserva, salsas grasas o con azúcar y condimentos, comida rápida, productos a base de harina refinada, bebidas azucaradas...
    Por el contrario, verduras, ensaladas de hortalizas de hoja, hierbas aromáticas frescas, frutas... serían los mejores aliados para nuestra piel. Tampoco debemos dejar de lado la leche y productos lácteos, cereales en grano entero, frutos secos, pescado fresco, carne magra y de ave en un consumo moderado, agua e infusiones de hierbas. En realidad, la base de una dieta equilibrada y sana.

    Fuente del artículo: CUIDA TU PIEL/THE CARE OF YOUR SKIN